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En el Teatro del Bicentenario el gobernador Sergio Uñac ofreció un discurso de cierre a una jornada maratónica que lo volvió a poner al frente de la conducción de la Provincia por cuatro años más. El primer mandatario trajo a colación una anécdota de su hija cuya clave es la ética del deber. Habló sobre la importancia del diálogo, de escuchar a los que piensan diferente y se mostró muy esperanzado con el gobierno de Alberto Fernández, asunción en la que estuvo.

La hija mayor de Uñac, Melania, no estuvo en el acto protocolar de asunción. La joven trabaja para una empresa alemana en Capital Federal. El gobernador dijo que pensaba que iba a venir al acto pero ella le dijo que se iba a quedar en Buenos Aires para cumplir con su deber. Apuntó a la necesidad de igualar posibilidades y generar las condiciones de igualdad necesarias para que cada uno pueda cumplir con ese deber desde las oportunidades para todos.

Muy gestual y más distendido, Uñac dijo que está muy esperanzado en el gobierno que encara Alberto a nivel nacional. Al mismo tiempo, recordó los años difíciles que se afrontaron con la presidencia de Macri pero destacó cómo se pudo construir en la provincia gracias a una mecánica virtuosa y aceitada entre el Estado, las empresas privadas y la sociedad.

En sintonía con las palabras de Alberto Fernández, Uñac apostó al pase de página, a edificar con diferencias pero sin que ellas impliquen agigantar la grieta sino tendiendo a la unión de los argentinos.

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