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Fue poco antes de la 1 cuando las alarmas en Caucete se encendieron. Los vecinos vieron un Renault Torino con la parte delantera envuelta en llamas y llamaron a la Policía. El vehículo estaba parado a un costado de la calle Enfermera Medina, unos 650 metros al Norte de Rastreador Calívar, apuntando hacia el mismo cardinal, y para sorpresa de los pesquisas estaba abandonado y nadie de la zona sabía quién lo había dejado allí. «Yo estaba despierto pero no vi a nadie, ni idea quién lo llevó ahí», dijo a este diario el sereno de una pasera ubicada casi enfrente de donde apareció el vehículo. Los bomberos apagaron el fuego y trasladaron el auto a la seccional 9na, donde horas después era minuciosamente peritado por expertos de Criminalística, en medio de un revuelo departamental por la noticia de un crimen. Es que a eso de las 7 fue hallado asesinado un pensionado al que le prestaban una pieza en una finca y cuando los investigadores cruzaron datos se toparon con que el vehículo era suyo. La víctima se llamaba Juan Jorge Brizuela y tenía 67 años. Era un hombre solitario: estaba divorciado, padre de una mujer que vive en Mendoza y no veía hacía décadas. Sus únicos contactos cercanos eran una hermana y una sobrina que viven en 25 de Mayo y se enteraron de la desgracia por los medios. Brizuela hacía poco se había operado una hernia.

El que lo encontró muerto fue Manuel Domínguez (58), dueño de esa finca situada en Avenida de Los Ríos, unos 250 metros al Este de La Plata, en Caucete. Ese hombre se dedica a la fabricación de embutidos y en esa propiedad tiene los chanchos. Según fuentes policiales, hace menos de un mes le cedió a Brizuela una pequeña pieza que antes usaba de depósito para que tuviera dónde pasar las noches y, de paso, le cuidara los animales y el predio, que tiene una casa que no está ocupada.

Ayer, Domínguez llegó como todos los días alrededor de las 7 junto a su empleado Alfredo Navers (25) y se encontraron con el horror: el pensionado estaba tendido en el piso, maniatado con una soga, con sangre en la cabeza y la ropa, y sin señales de vida. De inmediato llamaron al 911 y en cuestión de minutos la escena se llenó de uniformados. En la Fuerza confirmaron que la víctima presentaba golpes en gran parte del cuerpo y al menos uno muy fuerte en la cabeza, que creen que la sentenció a muerte. Todo o parte del ataque fue con un palo que quedó en la escena, con restos de sangre. Por otro lado, los peritos de Criminalística identificaron signos de defensa en la víctima, por lo que suponen que enfrentó a el o los asesinos.

¿El móvil? Altas fuentes de la investigación dijeron que la hipótesis principal es la de robo seguido de homicidio. Además del Torino que apareció incendiado (no estaba a su nombre, pero desde el entorno dieron fe que lo había comprado hacía poco), los atacantes se llevaron una moto Zanella 110cc de su propiedad, un TV y herramientas que había en la finca, algunas de mano y otras más grandes, como una sulfatadora y una bomba de agua. La puerta de ingreso no estaba violentada pero adentro había desorden, explicaron los voceros.

Los pesquisas de Homicidios ayer entrevistaron a los vecinos de la finca y también recorrieron la zona donde apareció el Torino, de donde surgió una luz de esperanza pues la pasera situada casi enfrente tiene cámaras de seguridad que apuntan a la calle. «Era un señor tranquilo, que lástima que haya terminado así. Los asaltos acá son moneda corriente», afirmó María, vecina de la finca. La Policía anoche hacía allanamientos para dar con sospechosos.

fuente: Diario de Cuyo

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