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Las imágenes son elocuentes. Una choza, ubicada justo a unos pocos metros donde los camiones descargan la basura recolectada durante el día, en las inmediaciones de la Planta de Reciclaje de Residuos, en Las Talas, Caucete. Previo al tratamiento de la basura, una gran cantidad de cirujas llegan al lugar para elegir entre toda la basura aquello que les puede servir para vender en las chacaritas. Otros, para comer en el día.

Justamente, uno de esos cirujas contaba que tenía de compañero al «Chingolo» en el basural y lo describía como un buen hombre, que juntaba de esa basura lo necesario para llevárselo a las tres nenas -que habría raptado- y a su madre. De esa manera, la mujer se hacía unos pesos para darle de comer a sus hijas.

Como se dijo anteriormente, a pocos metros de esa planta de reciclaje era donde tenía su lugar en el mundo Mario «Chingolo» Ortiz. Una choza hecha con algunas piedras caídas de las montañas que simulan ser algunas de las paredes, las que estaban rodeadas de una lona, en cuyo interior ingresa únicamente un colchón: en el que vivía y dormía todas las noches de su vida.

Así era el día a día de «El Chingolo», quien se encuentra detenido en la Comisaría Novena, a disposición del juez Guillermo Adárvez, del Tercer Juzgado de Instrucción, por presuntamente haber raptado a las tres nenas durante todo el fin de semana último. La situación judicial del hombre se agravó porque en la Cámara Gesell se comprobó que hubo abuso sexual.

En esa choza, donde se habrían producido los abusos, no hay nadie habitando debido a que su propietario está detenido pero hay varios de sus amigos la están custodiando ya que afirman que «vienen unos de las montañas y les quieren robar todo lo que tiene ahí adentro», aseveraron.

 

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