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El pasado te condena. Después del posteo de un docente que sufrió discriminación por parte del cura escrachado, José Ortega, aparecieron otras historias de personas que pasaron por lo mismo. El padre Pape era implacable a la hora de hurgar la vida privada de los aspirantes a dictar clases en las aulas del colegio confesional, Santa Teresita del Niño Jesús. Aun sin importar los méritos profesionales que las personas registrasen en su curriculum.

Eso se desprende de las charlas que Tiempo de San Juan tuvo con algunas víctimas de discriminación por parte de Ortega. Además de la condición sexual, el cura cuestionó aspectos como ser madre soltera, divorciada o vivir en concubinato, para aceptar a los aspirantes a dictar clases en el colegio confesional del Barrio Güemes.

Para N.A.F. hablar de su vida personal significó algo invasivo. «Te preguntan por tu vida personal. Después te consultan sobre tu experiencia laboral y esas cosas. Pero te ponen mala cara cuando decís que no sos casado y que convivís con tu pareja, por eso no me admitieron”. Además, ella afirma que “así de mentes cerradas son en varios colegios, no se dan cuenta que necesitamos trabajar”.

Otro caso es el de L.G: “yo no tendría como probar esto….es sólo mi palabra. Pero fue una experiencia muy desagradable la que tuve con ese señor en el colegio Santa Teresita. Yo ya había trabajado ahí… cuando quise volver habían puesto a este cura nuevo y me tenía que hacer él una nueva entrevista. Nunca hubo una pregunta referida a mi currículum o a mis años de labor en el colegio. Todas fueron personales. Soy divorciada…creo que le influyó mucho esto también a él. Salí llorando… Y juré nunca más pisar una iglesia por basuras como este hombre. Cosa que hasta el día de hoy hago. Mi comunicación, porque soy católica, es con Dios, rezo, creo, agradezco a mi Dios. Los curas me dan fobia. Este hombre me inspiraba desconfianza. Y no me equivoqué. Pasaron años pero la verdad siempre sale a la luz”.

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