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El Congreso aprobó la ley que modifica el índice de movilidad jubilatoria, con 132 votos afirmativos, 119 negativos y ninguna abstención. El proyecto contó con el apoyo del Frente de Todos y diputados de partidos provinciales, que completaron la media sanción, tras la aprobación en el Senado. El debate comenzó a la mañana del martes y se extendió durante más 10 horas entre chicanas y agresiones, con la exposición de más de 50 legisladores. En el final, Máximo Kirchner, último orador por el oficialismo, mostró las balas de goma de la represión del gobierno de Mauricio Macri cuando se aprobó la reforma a la moviliad jubilatoria en 2017. Lo hizo en respuesta a Cristian Ritondo, el expositor anterior de Juntos por el Cambio, quien había mostrado las piedras que se arrojaron en esa oportunidad.

El principal argumento del oficialismo es que la nueva fórmula, que actualiza por la evolución de los salarios y la recaudación de la Anses, las jubilaciones, pensiones y asignaciones ganarán poder adquisitivo al superar la inflación. El oficialismo, junto a diputados del interbloque Unidad Federal para el Desarrollo, de Córdoba Federal, y de Movimiento Popular Neuquino, conseguió imponerse por un ajustado margen.

Por el contrario, desde la oposición plantearon que el hecho de que la inflación no sea parte de la fórmula implicará un ajuste. El rechazo reunió los votos de Juntos por el Cambio, la izquierda, el Partido de la Justicia Social, Consenso Federal y el socialismo. La sesión quedó abierta a las 11:40, luego de que se obtuviera quórum, y el debate comenzó pasadas las 12:30 horas, con la titular de Anses, Fernanda Raverta, presente en uno de los palcos del Congreso, junto a directores y gerentes del organismo.

Carlos Heller (FdT), presidente de la comisión de presupuesto y hacienda, consideró que con la nueva fórmula las jubilaciones podrían crecer entre 8 y 10 puntos en 2021. “La fórmula se compone de salarios y recaudación, y las políticas públicas van a llevar a aumentos en ambas. Las paritarias van a cerrar por encima de la inflación y la recaudación va a crecer por la actividad económica y la reforma impositiva del año que viene”, explicó Heller.

Marcelo Casaretto (FdT), presidente de la comisión de Previsión Social, afirmó que el componente procíclico de la fórmula busca que “los jubilados participen del crecimiento” de la economía. “Por la ley de 2008 los jubilados mejoraron un 26 por ciento el poder adquisitivo, y la fórmula de 2017 hizo que perdieran un 19,5 por ciento en dos años”, agregó. De todos modos, Máximo Kirchner (FdT) adelantó que «no van a recuperar todos los puntos perdidos el año que viene».

En cambio, Luciano Laspina (Cambiemos), planteó que el contexto actual “no tiene nada que ver con el boom de commodities que estuvo vigente hasta 2011”. Además, dijo que la ley “puede ser criticada por izquierda y por derecha a la vez”. Por un lado, dijo que “desprotege a los jubilados en una economía en un escenario de aceleración inflacionaria”, y por el otro, cuando baje la inflación y la economía crezca, “la fórmula va a ser difícil de pagar”.

Alejandro Cacace (Cambiemos), afirmó que el objetivo de la ley es “meterle la mano en el bolsillo a los jubilados”. Criticó que este año, si hubiera estado vigente la movilidad, todas las jubilaciones hubieran tenido una suba del 42 por ciento, contra un 35 por ciento que tuvieron las mínimas y un 24 por ciento que se le otorgaron por decreto a las máximas. “Se ahorraron en 2020 100 mil millones de pesos por esta medida”, agregó. Mario Negri (Cambiemos) cuestionó a Alberto Fernández por haber prometido en campaña una suba del 20 por ciento, y opinó que “se quedó con los bancos y no con los jubilados, porque con las Leliq tuvieron ganancias que nunca se habían visto”.

Jorge Sarghini (Consenso Federal) pidió “prudencia” a la hora de hacer proyecciones sobre las subas para 2021, debido a la situación incierta de las consecuencias de la pandemia. Afirmó que “la fórmula va en el sentido correcto porque la relación con la recaudación y los salarios implica que se comparte el crecimiento”, mientras que “la del macrismo sólo tenía precios y puede triunfar cuando la economía fracasa”. De todos modos, rechazó acompañar la ley debido a que no se incluyó una “cláusula de garantía” ante inflación.

Los diputados del oficialismo contestaron a las críticas. Mirtha Tundis (FdT), quien abiertamente había planteado que se modificara el proyecto con cambios que finalmente se introdujeron, afirmó que “la historia demuestra que cuando la fórmula se aplicó por salarios o recaudación, los aumentos fueron buenos”. “Hablan de ajuste, robo, relato y mentira quienes les dijeron a los jubilados que se pongan un saquito para no tener frio, o les robaron 6 meses con el empalme”, aseguró Tundis.

Fernanda Vallejos (FdT) le respondió a Alfredo Cornejo, quien había afirmado que “el cambio busca congraciar al FMI”. La economista afirmó: “Escuchamos hablar de ajuste y de FMI a los que hace un año gobernaban, no puedo más que preguntarme en qué planeta vivían cuando gobernaban”. Además, Máximo Kirchner (FdT), agregó: «Cambiar la fórmula fue el primer chichoneo entre el Gobierno de Macri y el FMI».

Nicolás del Caño (Frente de Izquierda), compartió los argumentos de Cambiemos. “Asistimos a un ajuste a los jubilados, no hay grieta”, afirmó. “Todos los gobiernos los ponen como variable de ajuste: Menem impulsó la privatización del sistema, la alianza con Patricia Bullrich les bajó un 13 por ciento y el kirchnerismo se negó al 82 por ciento móvil”, agregó.

José Luis Ramón (Unidad y Equidad Federal), fue uno de los bloques minoritarios que acompañó la fórmula. Explicó que lo hizo porque considera que la economía “va a rebotar”, aunque al mismo tiempo afirmó que si la economía sigue en recesión, como desde hace 3 años, “los jubilados la van a pasar mal”.

Al extenso debate no le faltaron excentricidades. Javier Campos (Cambiemos) llevó una piedra para recordar la sesión del cambio de movilidad del 2017. Máximo Kirchner (FdT), por el contrario, le contestó mostrando balas de goma: «Esto es lo que tiraron sobre la gente esa sesión». Waldo Wolff (Cambiemos) sacó durante su discurso un paquete de harina, de carne y de leche para hablar de la pérdida del poder de compra de los jubilados. Josefina Mendoza (Cambiemos) relató la fábula de la oveja y el lobo y concluyó su discurso al afirmar: “Conoce siempre a los malvados para que no te atrapen con sus engaños”. Fernando Iglesias (Cambiemos) se refirió a la vicepresidenta como “cleopatra de Tolosa” y al presidente como “Virrey Alberto”. Pablo Carro le contestó: “Su intervención está dedicada exclusivamente a insultar a las autoridades del gobierno”.

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