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Mauricio Macri llevó al extremo la idea de que el Estado está a su servicio, incluso en los detalles. La camioneta que utiliza de forma privada, como por ejemplo para ir hasta el aeropuerto de San Fernando y volar a Paraguay en plena pandemia, pertenece al Estado, que le pidió en reiteradas ocasiones que la devuelva.

Según reconstruyó El Destape, la camioneta que Macri no reintegra es una Toyota SW4 blindada que utilizaba cuando era Presidente. Por entonces tenía 3 similares, ya que el tema de los vehículos blindados fue parte de la espectacularización de la seguridad que implementó Patricia Bullrich. Cuando dejó la Casa Rosada devolvió dos pero una decidió quedársela de manera irregular.

La Policía Federal le solicitó en reiteradas oportunidades que la reintegrara pero Macri se negó y la guardó en Los Abrojos, la quinta donde reposa desde que dejó la presidencia. Según indicaron a El Destape, hubo incluso un intento de utilizar una segunda copia de la llave de la camioneta para recuperarla, pero se abortó ante el escándalo que significaba la intromisión en la actual residencia del ex presidente.

Según su patente, la camioneta tiene multas en la ciudad de Buenos Aires por 65.270 pesos, la mayoría por exceso de velocidad y varias por circular por el microcentro. En provincia de Buenos Aires acumula 37.851 en multas, todas por exceso de velocidad.

En los papeles, según indicaron a El Destape, la camioneta está a nombre de la Superintendencia de Seguridad Presidencial y Protección del Estado, cuyo titular es Rolando Goicochea. Como ex presidente, a Macri le corresponde una custodia. Lo que no le corresponde son privilegios.

De hecho, a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner no solo no le dejaron una camioneta blindada sino que le generaron varios problemas, desde reducción de los custodios hasta autos que no estaban en condiciones. “Creemos que podemos racionalizar la custodia”, justificó en 2016 la entonces ministra de Seguridad Bullrich cuando recortó los custodios de Cristina. Lo curioso es que achicaban la custodia bajo el precepto de que no había riesgos pero la espiaban con la excusa de que podían atentar contra su vida sin avisarle a la propia custodia.

 

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