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Una nena de 11 años después de tres años de abusos sexuales se animó a romper con la tortura a la que era sometida por parte de su padrastro y le contó a la mejor amiga de su madre lo que estaba sufriendo. La niña le relató, en el interior de un auto, a su tía del corazón las situaciones por las que tuvo que pasar durante más de tres años.

«La historia de terror terminó» fueron las primeras palabras que le dijo la madre a su hija cuando se enteró que su pareja de más de siete años, padre de dos hijos de 10 meses y cuatro años había manoseado a su hija y obligado a practicarle sexo oral cada vez que se quedaban sólos.

Pero antes, esta mujer tuvo que enterarse por parte de su amiga y el marido de ella-claves para que la pequeña pueda romper con el sometimiento sexual- de lo que había ocurrido mientras ella trabajaba de mañana en un centro de salud. Según pudo saber sanjuan8.com a través de fuentes judiciales los abusos comenzaron cuando la víctima tenía 8 años.

El padrastro Pablo Ignacio Giménez (37) comenzó manoseándola y luego pasó a exigirle a la pequeña que le practicara sexo oral. En varias oportunidades su propio hijo de cuatro, medio hermano de la nena, fue quien vio como abusaba de su hermana en una pieza de una casa en Concepción.

El miedo y el sometimiento de la pequeña fue tal que cada vez que su mamá se iba a trabajar le pedía que se quede. Este detalle fue fundamental para que una amiga de la familia la interrogue y logré terminar con el calvario. Según fuentes judiciales Giménez, quien se desempeña en el área de Mantenimiento del Camping Udap, fue detenido a los pocos días de la denuncia y antes de ser aprehendido siguió con su frialdad y pidió ponerse ropa a estrenar; luego quedó alojado en los calabozos de la Comisaría 2° de Concepción.

Se espera que la niña declare ante los profesionales de ANIVI durante las próximas horas, mientras que el presunto abusador podría ser trasladado al Servicio Penitenciario de Chimbas en las próximas horas.

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