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«Antes la gente no denunciaba porque no tienen en qué ir hasta Vallecito (a 35 kilómetros) a denunciar. Vivían en un mundo aparte y esto era tierra de nadie», contaron los policías que trabajan en la flamante Unidad Operativa San Expedito, que funciona desde hace 3 meses en el paraje de Bermejo, Caucete.

Es la primera «comisaría» (aunque no llega a esa rango) que tienen en el pueblo. Por eso la tarea de los agentes es básicamente educativa: la gente debe aprender a convivir ahora con otras reglas.

«La gente del pueblo nunca había visto la presencia policial permanente acá, por eso para ellos aún es algo extraño. Para muchos fue una solución, para otros no», dijo el cabo Roberto Tejada.

La UO funciona en un módulo habitacional en un predio pegado a la escuela República Argentina, gracias a lo cual tienen señal de internet, pero no tienen señal de celular, aunque hay una gran antena de Telefónica.

El puesto está bien equipado con una computadora y sistema de comunicación, además de los elementos básicos para la vida diaria de los uniformados. Sólo cuentan con una moto para las patrullas diarias (varias veces al día) y si necesitan otra movilidad deben pedir apoyo al Control Policial de Bermejo ubicado sobre Ruta 141, a pocos metros de la entrada al pueblo.

En la guardia había 3 efectivos el miércoles 4 de abril. «Nuestra prioridad es mantener el orden y la seguridad, pero la tarea primordial es la de educación y concientización y eso lo hacemos uno por uno. La gente no se acostumbra al uniformado. Porque es un pueblo tranquilo cuando no hay nadie, pero cuando llega el turismo se revoluciona todo», dijo el jefe Omar Reinoso.

Aún así, esta UO ya tiene registradas 3 denuncias penales (2 por robos y una por violencia de género) y 3 contravencionales. También actuaron en un hecho de flagrancia, cuando ante la advertencia de unos turistas lograron detectar y aprehender a un hombre con un arma de fuego calibre 22, cargada.

Aunque por el estatus de la UO (no es comisaría) no pueden tomar denuncias, pero con la venia del jefe de zona, les permiten recibir a la gente y sus denuncias y ellos las trasladan a la Unidad Rural Vallecito, donde siguen su rumbo.

Uno de los principales problemas son los disturbios por consumo de alcohol y las fiestas que eran clandestinas y ahora deben cumplir con todos los requisitos de habilitación. Los que las organizaban son parte de los que no están contentos de tener presencia policial en el pueblo. Pero la mayoría de los vecinos creen que están mejor con la policía cerca.

La moto es la principal movilidad de los 400 habitantes de este paraje (son contados los que tienen auto), y los conductores no usan casco ni chaleco obligatorio por ley, así que la tarea es informarlos y darles plazo para que puedan ponerse al día. «No radiamos, pero les decimos cuál es la regla, es una tarea de educación permanente», dijo Tejada.

También hacen recorridos por la ruta y control de animales sueltos. Otra tarea de estos agentes es la de controlar que los niños no pidan limosna ni vendan estampitas en el predio, algo que llegó a ser insostenible hasta el año pasado por la gran cantidad de niños que había trabajando durante las fiestas patronales.

La UO ya pidió refuerzos para la próxima fiesta de San Expedito, que comienza el 13 de abril. También solicitaron una mujer policía en forma permanente ya que hay conflictos en los que no pueden intervenir, como peleas entre chicas. Tampoco les gusta tomar declaraciones a mujeres solas dentro de la unidad porque los vecinos empiezan a hablar «cosas que no son».

Ulises Paredes es Cabo Primero y es quien ese día realizaba los recorridos en moto. «La gente que viene a cumplir con San Expedito trae bolsones de ropa, pero acá parece que no la necesitan, vas por el campo o acá nomás en el pueblo y ves los altos de ropa que han quemado».

fuente: tiempo

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