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“Son los legisladores los que tienen miedo. Dicen que somos piantavotos, que nosotras somos piantavotos… Por favor, que se pongan las polleras y los pantalones largos para legislar”, reclamó la abogada Nina Brugo en un micrófono ante miles de mujeres grandes, jóvenes, adolescentes y alguna niña, ante centenares de varones de todas las edades. Minutos antes, había tomado el micrófono de manos de la actriz Señorita Bimbo, designada conductora oficial del evento por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, cuyos pañuelos verdes no estaban en todas las manos que se agitaban en el aire por una razón sencilla: a las 6.15, un cuarto de hora después de la señalada para comenzar el acto, se habían terminado los diez mil que habían previsto como suficientes.

Frente a Brugo, sentada ante un escritorio y al lado de la camioneta que había servido para llevar mesa, sillas, sonido, la multitud, que de pequeña no tenía nada y había desbordado –claramente— las previsiones de las organizadoras, era tan multicolor como la diversidad. Entre pelos de colores, chicas en corpiño, niñas con coronas de flores, carteles manuscritos en cartulinas, cartoncitos y hasta un mapa escolar físico-político de Argentina, pasaban Beatriz Sarlo y chicas y chicos de rostros dibujados con purpurina. “Vamos a conseguir el aborto legal gracias a ustedes. Vamos a conseguirlo presionando.

El aborto clandestino es un femicidio de Estado”, arengó luego Brugo, histórica del feminismo local, al atardecer ante el Congreso de la Nación. Minutos después, una foto inmortalizó el “pañuelazo”: los miles de pañuelos verdes en el aire con el palacio de fondo, la imagen pensada para preceder el inicio del ciclo legislativo en el que la Campaña presentará, por séptima vez, un proyecto de ley para despenalizar la interrupción del embarazo.

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