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El ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, y sus pares de las provincias se reúnen este jueves en un nuevo encuentro del Consejo Federal de Educación con el objetivo de aprobar el protocolo oficial para encarar la vuelta a las aulas en aquellos lugares del país donde la situación sanitaria lo permite.

Los ministros buscan establecer una serie de pautas de seguridad obligatorias para reducir al mínimo la posibilidad de contagios, que a su vez cada provincia podrá reforzar de acuerdo a cómo evolucionen las condiciones sanitarias en los respectivos territorios. Para dar inicio a las clases presenciales la condición es esencial es que la provincia presente condiciones epidemiológicas ajustadas a lo plantea el Gobierno Nacional.

De esta forma, mañana mismo quedaría aprobado el protocolo correspondiente, en caso de que el Consejo pueda lograr los consensos necesarios entre los participantes del encuentro.

Aunque se planteó todavía no establecer fechas concretas, la expectativa está puesta en poder volver a las aulas a principios de agosto en aquellas provincias que transitan la Fase 5 del ASPO, entre las cuales está incluída San Juan. El calendario escolar no sufriría cambios, respetando los recesos de invierno y verano próximos.

“La decisión final la va a tener cada gobernador o gobernadora”, remarcó el ministro Nicolás Trotta en declaraciones este miércoles.

El protocolo que marcha a ser rubricado este jueves fue elaborado de la mano de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Educación nacional, las provincias, los gremios y especialistas de la cartera de Salud. Incluye dos instancias: pautas para garantizar las condiciones sanitarias antes de que reabran las escuelas y, una vez abiertas, ejes para el desenvolvimiento cotidiano.

Respecto de ese segundo punto, promueve pautas para un uso del transporte público y un ingreso y egreso escalonados; distanciamiento social de 2 metros (en las aulas, de 1,5 metros para alumnos sentados y con tapabocas, desde la primaria en adelante), y medidas estrictas ante limpieza y ventilación.

Ese esquema redundará en que los alumnos no irán todos los días a la escuela -se alternarán grados- y habrá aulas con menos alumnos. Se promueve un modelo de “aula burbuja”, con grupos de tres o cuatro estudiantes -respetando la distancia de 1,5 metros- que serán los primeros aislados ante casos confirmados o sospechosos. De ser necesario, luego se aislará al aula por un día (la idea es que no haya contacto entre los distintos grados).

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