Spread the love

«Estoy llevándola, para qué vamos a mentir. Estoy encerrada y sin poder abrazar a mis hijos». Del otro lado del teléfono, entre cuatro paredes y la compañía de un parlante que le «secuestró» a sus hijos para poder escuchar música y distraerse, Vanesa Narvay cuenta cómo es convivir con coronavirus. Ella es caucetera y la primera persona vinculada al deporte sanjuanino -oficialmente- que transita la enfermedad. Es muy conocida en Caucete como árbitra, pero dentro de la Liga Sanjuanina de Fútbol es una de las mujeres más destacadas por su rol de entrenadora y presidenta del club «Gurkas», que milita en la categoría C del futsal local.

Lleva 8 días aislada en la habitación de su casa. Mediante una ventana que conecta al comedor puede ver a la distancia a sus hijos, aunque muchas veces prefiere refugiarse en la intimidad de ese pequeño cuarto para no angustiarse. No sabe cómo se contagió, pero reconoce haber actuado a tiempo evitando así otros contagios (todos sus contactos estrechos dieron negativo). «No fue fácil enterarme que di positivo. Mucho menos no saber cómo me infecté. En Salud Pública me preguntaron, pero no tengo idea. No salgo mucho, sólo a comprar cerca de casa», comenta.

Vanesa, quien tiene 42 años y es mamá de 6 chicos, dice que días antes de someterse al hisopado había manifestado algunos síntomas como fiebre y cansancio. Ante el malestar fue con su hija hasta el hospital departamental, pero allí le dijeron que era una simple «inflamación de intestino». Cuando apareció el primer caso en Caucete, el 23, fue que alertó de lo sucedido a las autoridades. «Lo único que no tenía era tos. Fueron tres días, después ya no sentí nada. No me duele el cuerpo, me siento mal anímicamente. Estoy en mi habitación, tengo todas mis cosas, como si estuviera en un hospital. Pero es duro», confiesa.

No son fáciles los días, ni siquiera las horas que pasa a pocos metros de los suyos pero sin poder hablarles al oído o mimarlos como de costumbre. Pero sabe de batallas. Sabe reponerse a las adversidades, a dar pelea. Cuatro años atrás le descubrieron un tumor en la rodilla derecha. Para sobrepasar aquella angustiante situación se volcó al fútbol, una de sus grandes pasiones. «La cabeza a veces te gana, el pensar tanto. Por eso decidí hacer algo. Mediante un amigo llegué al club Colón de Caucete. Allí empecé a dirigir la sexta división de fútbol once, con la logramos salir campeón. Yo no sabía ni cómo parar una pelota, pero le di para adelante. Eso me ayudó a superar el fuerte impacto que generó el cáncer», cuenta.

Después de sumar experiencia con las inferiores y sumar su primer título en el torneo de la Liga Caucetera, al año siguiente (2018) decide poner manos a la obra con su propio proyecto. Con los pibes del barrio y el apoyo incondicional de Laureano Veragua, un amigo de toda la vida, armó un equipo de futsal que arrancó muy de abajo. El mismo empezó disputando torneos amateurs hasta que luego, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron a integrar la Federación de Fútbol de Salón (FeFuSa). En esa liga Vanesa llevó a las inferiores a disputar una final y por ese mérito fue protagonista de una nota del diario deportivo Olé. Más tarde llegó la Liga Sanjuanina de Fútbol, otro enorme desafío para una mujer que no conoce de límites.

En esta aventura de ser entrenadora la acompañan sus hijos: dos son jugadores y una es su asistente. Toda una familia que le hace el aguante dentro y fuera de la cancha. «Están siempre. Ahora, encerrada en la pieza, me preparan la comida y por la ventana me sirven en un plato que tengo para uso personal. Me prestaron un parlante para que escuche música, que me hace muy bien. Espero que esto dure poco. Necesito abrazarlos», cierra.

fuente: Tiempo san juan

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *