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Es por el asesinato de la jubilada María Valdez en Caucete, en 2016. Los vecinos que testificaron señalaron a los hombres que actualmente son juzgados, como los que efectuaron disparos esa noche del enfrentamiento.

Los vecinos que fueron testigos de la balacera de Caucete en la que murió la jubilada María Valdez, el 15 de mayo de 2016, complicaron más a Carlos Martín Moreta (54)  y a su yerno Mauricio Herrera (22). La mayoría declaró que vieron a estos dos, y al hijo del primero –que todavía no es juzgado-, portando armas y efectuando disparos la noche que balearon mortalmente a la mujer.

Los dos están acusados del delito de homicidio simple y estas declaraciones no hacen más que comprometerlos aún más en el juicio que se llevaba a cabo en la Sala II de la Cámara Penal y Correccional. El debate entró en su etapa final, este martes puede haber alegatos. Uno de los abogados defensores apuntaría y a demostrar que hubo un homicidio culposo, que todo fue producto de una pelea y que ninguno de los acusados tuvo intención de matar a la jubilada de 66 años. La abogada María Filomena Noriega, defensora de Moreta, irA por más y pedirá la absolución de su cliente entendiendo que a lo sumo cometió un abuso de arma. Es que, según la letrada, no quedó claro quién fue el autor del disparo que causó la muerte de Valdez. Es que no se reconoció el calibre del arma homicida, de modo que no se sabe si el disparo salió del Fusil que supuestamente portaba Carlos Moreta o los revólveres que tenían su hijo y su yerno.

María Florinda Valdez (66) era ajena al enfrentamiento que protagonizaba el grupo conformado por los Moreta y Herrera contra los integrantes de las familias Cataldo y Vilchez dentro del barrio Nikisanga, en Caucete. Es más, la mujer estaba cerrando una de las ventanas de su casa cuando recibió el disparo, cuyo proyectil ingresó a la altura de un maxilar y después quedó alojado en la parte posterior de su cráneo. La jubilada murió horas más tarde.

Los testigos que declararon en el juicio que empezó la semana pasada, en su mayoría volvieron a señalar a los Moreta –padre e hijo- y a Herrera como las personas que portaban armas y disparaban. Al mayor de los Moreta lo vieron con ese Fusil, el que luego fue encontrado enterrado en un lote cercano al barrio. La versión es que el mismo acusado lo ocultó ahí para borrar pruebas.

Esas declaraciones complican a los acusados en la muerte de la jubilada. El delito de homicidio simple tiene una pena de 8 a 25 años de cárcel. Ahora bien, es cierto también que algo los favorece. Y es que no identificaron al autor del disparo y son tres los acusados.

TSJ

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