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La violencia de género es cada vez más frecuente en los últimos años, algo que ratifican las estadísticas en San Juan. Este año hay en promedio entre 300 y 400 denuncias  por mes. Hasta el mes de junio se registran una 2500 a 2800 en total, número similar al del año pasado.

Uno de los tantos casos le sucedió a Cecilia, una joven de 31 años, hace apenas unos días. Sobre las 21:00, Cecilia recibió el llamado del papá de sus hijos para que se encontraran en la esquina de su casa y entregarle los $1.000 que su ex pareja le daba para la manutención de sus dos hijos. Esto no le pareció extraño ya que otras veces había procedido de forma similar. Una vez que se encontraron en el lugar acordado, comenzaron los dos a caminar y se inició la discusión porque él había prometido ir al cumpleaños de su hija y finalmente no lo hizo. En el camino había un grupo de chicos, cuando ellos pasaron cerca de ellos, a los pocos metros comienzan las agresiones físicas. Él le pellizcaba el cuello, que luego se convirtió en tendinitis, y la golpeaba en el estómago. Ella intentó defenderse y él le pegó una trompada en el pómulo, la que muy probablemente tenga como consecuencia una fisura. En ese momento los jóvenes gritaron porque se dieron cuenta que él le pegó y comenzaron a defender a Cecilia, hasta que finalmente el agresor se fue.

Luego de este hecho la joven se dirigió a la Comisaría de la Mujer junto a su padre para realizar la denuncia. Después de 20 minutos, y gracias a la intervención de un superior que  aceleró la atención, la víctima pasó a una sala donde la recibió una efectivo policial. “Si mi papá no hubiese estado conmigo en ese momento, yo me iba”, fue lo que expresó Cecilia ante la demora en la comisaría destinada a tales denuncias. En ese momento le preguntaron qué quería hacer y ella obviamente  suponía que lo adecuado era radicar la denuncia. Entonces la policía le dijo: “Puede hacer una denuncia o una abstención, en la denuncia puede que el juez lo cite a él a declarar o no, y una abstención le va a servir de protección”. Esta explicación se la dieron una vez que Cecilia pidió asesoramiento porque estaba totalmente desorientada. Luego debía ir al médico legista, que sólo atendía de 18.30 a 21:00 del día siguiente. Ella fue a la Central de Policía y estuvo allí esperando por dos horas y media para ser atendida. Una vez que el profesional la vio le dijo: “¿A ver qué tenés? Ahh en el cuello casi no se nota, y en el pómulo eso, listo”…… Eso fue todo. Nunca la revisó pese a que ella le decía que le dolía, pero el médico legista no preguntó más.

Sobre este tema, un caso testigo de tantos similares, le consultamos a Adriana Ginestar, responsable de la Dirección de la Mujer. “El procedimiento es así, pero en este caso debería haber hecho la denuncia y no la abstención en primera instancia”, explicó Ginestar. “Cuando hay agresiones físicas como este caso, debe haber denuncia porque de esa manera se lo puede detener ya que se trata de un delito penal. Se puede además dar medidas de protección y en este caso puntual hay violencia emocional, económica y se suma ahora la física”.” El problema del médico legista es que hay sólo uno por turno y no es suficiente. Además ya hablamos este tema con los responsables de la comisaría de la mujer para que los tiempos  de espera sean más cortos”, contó la Directora de la Mujer.

Finalmente Cecilia, luego de la situación de violencia y mucho tiempo de espera, hoy ya está siendo asesorada por el Área de la Mujer del Municipio de Rivadavia, gracias también a la intervención de la dirección provincial.

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